En 1382, el escritor inglés, Geoffrey Chaucer, escribió un poema titulado Parlamento de los pájaros, en el que se menciona por primera vez al Día de San Valentín como un día de festejo para los enamorados.
Festejamos el amor e intentamos materializarlo en algún detalle con nuestra persona querida, flores, chocolate, joyas…regalos típicos que hace ya mucho convertimos en tópicos.
¿Sabéis que se debería regalar el día que celebramos el amor? Deberíamos regalar cultura, porque esta al igual que el amor es de una intensidad que a veces no podemos expresar en palabras El amor se transforma, a veces crece a veces se pierde momentáneamente, a veces se reencuentra…sin el amor, así como sin la cultura la vida está más vacía, es más frágil.
Amamos, cuando llegamos a casa de un día infernal y encontramos refugio en los brazos que te esperan con ansias de calmarte, amamos cuando abrimos un libro en mitad de la noche, justo antes de dormir cuando todo está en silencio, leemos para coger el sueño, y a veces es la lectura quien nos lo quita.
Amamos cuando miramos un cuadro que nos trasporta a otra época, amamos cuando vemos una película y vivimos en primera persona la historia de nuestro protagonista, amamos cuando olemos un libro nuevo, amamos cuando dedicamos horas a pensar que regalo es digno para esa persona.
El libro no marchita como las flores, no se derrite ante el sol como el chocolate, el libro es una joya que no brilla por fuera, pero hará brillar por dentro a la persona que lo reciba.
Porque si es capaz de brillar ante un libro, esa persona merece mil San Valentines contigo.
